domingo, 31 de enero de 2010

La última noche...

La muerte...

Hace ocho años ni si quiera pensaba en estar aquí, mi vida era otra, aún no existía, llegué a pensar que estaba bien, que no tenían porque mandarme tan lejos de mi mundo, pero de repente sin saber cómo, ya estaba aquí…

Era un lugar raro, sus colores pasteles no satisfacían mis gustos, recuerdo que lloraba a cada momento suplicando el regreso, pero nadie me escuchaba; ellos pensaban que yo estaba solo y efectivamente así me sentía, rechazado por las manos de quien me echó de aquel paraíso en el que jugaba con otros como yo.

Debido a esa soledad ellos trajeron compañeros, como aquellos que tenía en aquel lugar, decían que eran mis hermanos, pero cuando querían que vinieran a verme les llamaban hijos.

Recuerdo que con todos ellos pasé varios momentos, muchas veces lloramos y nos enojamos, no entiendo muy bien por qué. Pero no sólo ellos estuvieron, también conocí otros seres a los que les llamaban amigos, yo ahora no los puedo describir muy bien, pero ellos a mi sí, y es que era lo que llaman en este lugar, un ser algo quejumbroso, nada me parecía, nada disfrutaba, todo me enojaba y por cualquier cosa lloraba, pensando sólo en el paraíso que había dejado.

Pero hoy ese paraíso ya no me importa, porque hoy es la última noche que veo la luna a través de mi ventana, la última noche que veo los dibujos de mi pared y me veo al espejo y puedo retroceder, puedo ver lo que viví, pero ya no lo puedo vivir.

Veo a mi alrededor y no puedo creer cómo eso que llaman amor llegó, puedo recordar cada momento y amo mis caídas, amo la vez que me tropecé con el propio viento, amo la vez que se fue la luz y mis padres iluminaron la casa con luces que hoy no quiero ver; y es que la luz se aleja, esa luz del sol que tanto me cegaba, ahora sólo me quedan las velas que están junto a mi ataúd.

Como quisiera que todo fuera un sueño, pero hoy no me voy a quejar, pues es la última noche, aún puedo respirar el aire que todos me brindan, recordar los momentos que me regalaron, agradecer con una única sonrisa. La verdad nunca pensé irme, nunca pensé llegar, pero ahora no me dirijo hacía ningún lugar, porque el verdadero paraíso se formó por todo lo que viví.

Ahora volveré a no sentir, volveré a ser lo que quería ser, un alma sin vida. Empiezo a no recordar, es mi última noche en este lugar, han pasado apenas ocho años, me siento solo otra vez, y tú ¿cuándo me vas a acompañar?, no te preocupes, no me des una respuesta, yo tampoco sabía que hoy iba a ser la última noche…

La vida...

Recuerdo aún cuando me dijeron que te iba a perder, había salido de la escuela, mi hermano estaba enfermo, pero tú seguías en pie, eras lo único que me quedaba, mi único refugio, mi único consuelo, y no me soltaste, no me dejaste caer.

Ese día era un miércoles por la mañana, me había despertado y como siempre escuchaba música que te complaciera, pero esa música se apagó, llegó ella y me dijo: “nos tenemos que ir”, yo no lo podía creer, había pasado tanto tiempo contigo y ahora me tenía que marchar y dejarte atrás junto con todos mis recuerdos.

Al principio no me preocupaba, pensaba que no te iba a extrañar, que a veces habíamos discutido y el no estar contigo me hacía sentir bien, pero no fue así, pues cada día que pasaba me aferraba más a ti. Dormía más de lo debido para quedarme contigo, y tú me resguardabas de todos mis problemas, me hacías sentir bien, pero luego te fueron masacrando y entendí que me tenía que ir.

Tú estabas muriendo poco a poco, cada mañana era un golpe más, ellos masacraban tu cuerpo para reconstruirlo y al final no dejar nada de ti, y a pesar de eso seguiste en pie ante mí, hasta que ya no se pudo, hasta que me brindaste la última risa, la última lágrima.
Aún recuerdo y te agradezco todo, desde el momento en el que volví a nacer contigo, eras mi templo, mi luz, mi alma. En ti se guardarán todos esos recuerdos, los dibujos que pintamos sobre la pared, los amigos que compartimos, los amores que vivimos, aquellos tropezones, aquellas lágrimas que sufrimos, aquellas muertes, aquella vida.

Me enseñaste a vivir, guardaste mis secretos, ellos te destruyeron pero no dejaste que me tocaran, no dejaste que mataran mis anhelos, tú seguirás conmigo en mis pensamientos, el tiempo que pasé contigo es oro que nadie me puede robar, y aunque ya no existas te recordaré con una sonrisa, sólo porque tú me enseñaste a sonreír, porque me dejaste con quienes también me aman, porque la última noche, me dijiste:

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ, ESTA ES LA ÚLTIMA NOCHE PARA MI, PERO TU VIDA SIGUE, NO ARRUINES MI NOCHE CON TU DOLOR, NO QUIERAS SER EL PROTAGONISTA DEL MUNDO, ESPERA TÚ NOCHE Y HAZME INMORTAL ASÍ COMO ALGUIEN MÁS TE HARÁ INMORTAL A TI DESPUÉS.

jueves, 28 de enero de 2010


La tome fuertemente con mis manos, retrocedí dos que tres pasos y comencé a preparar el ritual que siempre se debe de ejecutar a la hora de encapsular el fulgor y la tonalidad de los dioses. Me incline de manera que mis rodillas casi llegaran al piso, estando en ese punto, sentía como la fuerza brotaba desde su interior y se transmitía lentamente hasta llegar a mis pupilas.

La bóveda celeste estaba en llamas, gritaba de coraje y pasión al ver como los demonios sobrevolaban los cielos tratando de llegar hasta su corazón. Yo paciente me refugiaba hincado sobre la tierra, tratando que no me presirvieran, sino aquel rito que había efectuado no serviría de nada, y aquellos seres acabarían con mi vida. Lentamente la ardiente bola de fuego fenecía ante aquellos jóvenes de negro, esos minuciosos diablos.

Mientras moría lentamente todo alrededor se pigmentaba de su escénica, pero con ello, ella y yo comenzábamos a trabajar capturando cada fragmento y cada instante, sin perder de vista a los demonios, quienes volaban y sus aullidos de gloria retumbaban por todo el lugar. Tras pasar los minutos todo se fue tranquilizando y la musa de la noche reinaba en las alturas, todos aquellos mancebos que no pudimos capturar poco a poco desaparecían huyendo de su brillar. Ella me reflejaba tras su cristal la gran labor realizada: el éxito era inminente.

Me levante del lugar en el que me encontraba, la acaricie delicadamente con mis manos y le agradecí por otra batalla ganada ante lo omnipotente. Un pequeño sendero iluminado por la reina nocturna era nuestra salida de ese sitio. Comenzó a dormir sobre mis brazos y todo culmino con gran magnificencia.

Recuerdos.

A veces quisiera que te callaras un poco. Lastimosamente me impides gozar plenamente de mis sentidos. En el momento más inoportuno te apareces y te niegas a que viva, a que me arriesgue sin importar las consecuencias. ¿Por qué?, ¿Qué te he hecho yo? Existo y creo que ese es tu problema. No puedes tolerar que yo esté aquí, compartiendo un pedazo de realidad contigo. Deberías de pensar muy bien las cosas.

No te detesto sin argumentos, mejor intenta reflexionar un poco sobre la prudencia que te hace falta. Ya mataste el sentido que la vida tenia para mí, ¿qué más quieres? Por un segundo pude haber cambiado, por un instante quise ser algo más, pero llegaste inesperadamente, como es tu sello personal.

Te detesto cada día que pasa en esta, mi rutinaria vida. Cuando era un niño no tenías necesidad de saltar, estabas muy bien en el lugar de donde jamás debiste haber salido. Actuaba sin tu permiso, sin que me negaras ser lo que yo era. Soñaba cuando así lo deseaba, anhelaba cosas grandiosas. Acabaste con los riesgos sin misericordia, “me salvaste” y arruinaste mi vida de un tajo. Si pudiera regresar atrás, detenerme un instante y callarte. Reconsiderar mis acciones y no temer a nada, ni a ti. No puedo más.

Llegará un día en que seré lo que no quieres que sea. Perderé la razón y saltaré sobre de ti, me encargaré de que sufras lo suficiente. Nunca más volverás por aquí. Me temerás y desearás no haberme conocido. Eso es.

…calla conciencia, calla para siempre.

Ignorancia infinita


Estúpido el hombre que no valora su amistad
Ignorante la persona que cree saber pensar
Afortunado el individuo que a su lado lleve
Una amistad, alegría y esperanza.

Perdón por ocasionar las gotas
Que a tus ojos se asoman.
Saladas gotas de mar que brotan de tus orbes
Hilos brillantes que se sostienen de ellos.

Disculpa a la persona que no supo valorarte
Arregla las cosas con tu amistad andante
No mires atrás, pues una herida recordaras
Voltea a verme y un arrepentimiento hallaras.

La estupidez ahora se puede medir
Gracias a mi, que un error cometí.
Jamás me perderás, no lo olvides
Y espero yo jamás perderte

Aimee perdón. En realidad no quería hacerte sentir mal, la frustración del momento me nublo la vista, pero no existe escusa alguna que justifique esta falta. Solo tu perdón podrá reconfortarme. Repito, jamás quise hacerte eso.

Te quiero, no lo olvides.
Tu gran amiga, claro si aun me consideras eso, Sara
Cuídate y sonríe

martes, 26 de enero de 2010

Relatos de un joven fotógrafo 1


Podría hablarles de lo que se y conozco. Llenaría sus mentes de conocimientos fotográficos y anécdotas de cómo me fui formando en el mundo en el cual hasta el más insignificante tris se captura con artefactos los cuales, su historia data desde muchos siglos antes de que yo naciera.

Tal vez les comenzaría a relatar la forma exacta de cómo es mi cámara fotográfica: sus dimensiones, sus trucos, les podría revelar dos que tres secretos, los cuales me tomo meses de chamuscarme bajo el sol ardiente intentándolos descifrar; relatarles las minuciosas aventuras que he realizado en el intento de apresar los momentos más significativos de la vida.

Pero ¿para qué comentarles de mi pasión? eso lo puedo realizar después. En estos momentos sobre mi cabeza solo ronda una persona: ella. Esa persona la cual me tiene tan embelesado de amor, la cual hace que mis fotografías sean mejor, minuto a minuto su presencia recorre de extremo a extremo mi sien, su voz se acomoda lentamente dentro de mis oídos, sus caricias se van adentrando en lo mas profundo de mis venas, mezclándose con la sangre que recorre mi esbelto cuerpo de un lado a otro, no puedo parpadear sin verla sentada en la orilla de la cama, es inaudita la forma en como mi ser aclama por ella.

Puedo relatarles lentamente como ella supero mi pasión, la forma en como sólo quiero estar junto a su presencia y encarar roses húmedos con mis labios y los suyos. Quisiera platicarles detalladamente como el universo ha conspirado a nuestro favor, pero por el momento tan sólo con estas palabras los dejare. Es corta mi introducción, sin embargo es lo que pienso en estos momentos, puesto que lo único que deseo es, estar con ella.

¿Por qué está aquí?


Caían los copos de nieve cubriendo los huecos de su corazón, congelaban los recuerdos que la atormentaban dejándola sin fuerzas aún para poder llorar, el invierno ya no perdonaba su dolor, ella ya ni siquiera podía volar como siempre en sus sueños, y llegó su salvación...

De entre sus recuerdos salió un papel parecido al color de una nube antes de llover, estaba sucio, olvidado tras las sombras de su tristeza, y decidió escribir, plasmar todo lo que no podía decir, todo lo que no podía gritar, transformó calles oscuras de su pasado en tormentas de luz en ese presente, en el tiempo presente de la escritura...

Así, primero aquel papel quitó su frío, iluminó un poco de su camino, luego la salvó del sol que quemaba su corazón, y la ayudó a no ahogarse gracias al soporte de las letras, gracias a que éstas eran fuertes y siempre estaban alerta...

Cuando el papel se acabó, su mundo se convirtió en su cuaderno, escribía en las nubes, al lado de la lluvia, en el mismo sol y hasta en los copos de nieve, usaba su sangre, usaba su voz, sus manos y toda su fuerza, aquella fuerza que se convierte en papel de nuevo cuando llega él, ante el cual ha creado el escudo de su literatura, ella está aquí dispuesta a crear luz en la oscuridad, a mostrar la verdad sin tener que llorar, está aquí porque quiere gritar con la fuerza de su imaginación que "es libre", de él, de la vida...

Está aquí, porque es lo único que la hace vivir: SER CAPAZ DE TRANSFORMAR SU MUNDO, SER DUEÑA DE SU PROPIO ESPACIO, DE SUS PALABRAS,ella está aquí porque nadie soporta tanto tiempo la tristeza, y ella la combate al escribir...

lunes, 25 de enero de 2010

APUESTA POR UN FUTURO


He pensado que escribir es el acto final del diálogo interno que construimos con base a nuestra experiencia, por eso es uno de mis pasatiempos favoritos y, aunque no sé cuán interesante puedan ser mis conversaciones personales, he aceptado compartirlas en este espacio.
Acepto que carezco de memoria a largo plazo, el espacio está reducido y generalmente lo ocupo con recuerdos que parecieran insignificantes, pero ¡ah cómo me hacen recordar hasta los detalles!
Entre mis memorias, me veo de siete años escribiendo unas notas que yo llamaba poesía, claro, aún sin saber qué era la poesía, lo cual es de dar risa. Pero ¡vaya! Se trató de un buen intento o por lo menos era un excelente acto de interés por escribir. Mucha gente que se encuentra en plena senectud siguen sin tener siquiera una pizca de interés por escribir. Así que me reconforta haberle encontrado el gusto desde pequeña.
En los juegos infantiles mi hermana quería ser maestra, el primo Gabriel se debatía siempre entre ser basurero, policía o bombero; la prima Nena quería de todo un poco, y yo ni sabía qué decir, es que si algo tengo es que siempre he sido indecisa.
Y pese a que entre los juegos que más me gustaban jugar eran cantar, bailar y ser la alumna de mi hermana, ésta apostó a que en un futuro yo sería escritora. Aún no sé si ganó esta apuesta pero el juego continúa y presiento que le ganaré.
Eran los festejos del día del maestro y yo cursaba el cuarto grado de primaria. El profesor nos hizo competir entre todos los compañeros de clase para elegir las tres mejores composiciones y que las mismas fueran recitadas en la ceremonia del lunes: honores a la bandera. Aún conservo la mía, ganadora del primer lugar y, por ende, fue recitada frente a todo el alumnado de la escuela primaria Claudio Cortés Castro.
Mi hermana seguía apostando por su predicción. Eso ocurrió a finales del siglo pasado. Qué fuerte me resulta hablar del siglo pasado para referirme a una vivencia mía cuando apenas cuento con veinte años de edad. Pero bueno, tenemos que envejecer y tengo que seguir hurgando en la última década de ese siglo para poder seguir escribiendo. Abro paso aquí a una nueva apuesta con ustedes…