lunes, 12 de abril de 2010

Espejo

Mira de nuevo quien esta aquí, lamentándose y llorando como si fuera la primera vez. ¿Por qué lloras? ¿Sientes algún remordimiento? No seas tonto. Enjuga tus lágrimas de absurdo tormento y sonríe porque el día esta nublado y pronto estará lloviendo. Guarda tu mochila debajo de tu cama ¡Ya deja de mirarla!... Y sal de de casa. Hablemos amigo mío.

- ¿De qué podríamos hablar? Ya lo sabes todo y solo quieres molestar.

No te quiero molestar, solo quiero levantarte el ánimo, hacerte ver lo sencillas que son las cosas. No tienes nada de que arrepentirte, hicimos lo correcto y era lo mejor para ti. Siempre nos ha funcionado, o ¿no? Ahora si, por favor esconde la mochila… Y salgamos a caminar…

Mira cuanta gente, se ven tan alegres mojándose bajo la lluvia y tu, mírate, tan miserable y sin ningún motivo para serlo. Ya te lo dije ella también se lo merecía, no supo cuidarte como tu a ella.

- Pero yo tuve la culpa.

Qué tontería dices, tu eras con ella casi perfecto, nunca te equivocaste en el trato que le dabas, le ofreciste mas de lo que poseías, tanto amor y cuidado; siempre tan atento. Te entregaste por completo y nunca te lo agradeció. Pero gracias a mi ahora si te pagó con lo mas preciado que tenía.

- Si, tienes razón… Fue culpa tuya.

Habla más bajo, si te escuchas y ven que estas hablando solo pensaran que estas, tu sabes, jajajá, loco.

-¡Cállate! ¡No estoy loco!... ¡Déjame en paz!...

Ja, ja. Ridículo, no estas loco, pero le gritas al aire y corres a tu casa para refugiarte en la esquina mas oscura de tu cuarto. Pero no estas loco amigo mío.

- ¿Qué es lo que quieres?... ¡¿Por qué no te largas?!

Solamente quiero que seas feliz, eso es lo único que deseo, y es lo que tu anhelas, o ¿me equivoco? Ya, ya; deja de llorar, todo va a estar muy bien, tan solo intenta olvidar lo que ocurrió y respira, ¿vez?, no es tan malo, antes ya lo habías hecho, no sé por qué ahora tomas ese carácter tan suave. Mejor dime, ¿por qué tan triste?

- Yo no quería hacerlo, tú me obligaste.

Pero por supuesto que yo te obligué, si no ¿de que otra forma lo habrías hecho? ¿No recuerdas por qué me llamaste?, ¿ya no te acuerdas por qué me creaste? “¡Ya no quiero ser tan tonto, me gustaría ser fuerte y estar tranquilo y feliz, y jamás dejar que me vuelvan a lastimar y burlarse de mi!”. Suplicaste por un cambio y aquí me tienes. Todos los que te insulten o lastimen tienen que sufrir.
- ¡Pero no ella!

Te gritó, te insultó, sin mencionar que te abofeteó, ¿crees que es eso poco? Te equivocaste una vez, si, pero no te merecías eso.

- Me lo merecía, estaba enferma, y tenía que cuidarla. Yo sabía que tenía que cuidarla y aun así preferí quedarme un momento más con aquella otra mujer en ese bar de mala muerte. Por eso se molesto conmigo, ella estaba en lo correcto. Por eso grito ¿vez?

Si, te gritó y no tuve otra opción que callarla, para encontrar de nuevo la tranquilidad que tanto imploras, y debajo de la almohada su estruendosa voz no se escucha. Ya era tiempo que alguien la callara. Deberías agradecerm…

- No, no, ¡no, no, no y NO! ¡Tenias que cuidarla! ¡Debías obedecerla! Ella me entregó todo, siempre lo hizo y en verdad me amaba.

Sí te amara no te lastimaría, no te humillaría, no te insultaría… ¿Qué haces? ¡Deja eso!.... ¿Qué estas haciendo?

- Disculparme… ¡Lo siento, lo siento!... Déjame ver tu cara de nuevo y perdóname…

¡No!, ¡Deja la mochila, dej…! ¡Suelta el espejo!... no, vas a rompe…

- Lo siento, lo siento, en verdad no quería hacerlo, ¡lo siento, lo siento, lo siento!... perdóname… mamá.