La muerte...
Hace ocho años ni si quiera pensaba en estar aquí, mi vida era otra, aún no existía, llegué a pensar que estaba bien, que no tenían porque mandarme tan lejos de mi mundo, pero de repente sin saber cómo, ya estaba aquí…
Era un lugar raro, sus colores pasteles no satisfacían mis gustos, recuerdo que lloraba a cada momento suplicando el regreso, pero nadie me escuchaba; ellos pensaban que yo estaba solo y efectivamente así me sentía, rechazado por las manos de quien me echó de aquel paraíso en el que jugaba con otros como yo.
Debido a esa soledad ellos trajeron compañeros, como aquellos que tenía en aquel lugar, decían que eran mis hermanos, pero cuando querían que vinieran a verme les llamaban hijos.
Recuerdo que con todos ellos pasé varios momentos, muchas veces lloramos y nos enojamos, no entiendo muy bien por qué. Pero no sólo ellos estuvieron, también conocí otros seres a los que les llamaban amigos, yo ahora no los puedo describir muy bien, pero ellos a mi sí, y es que era lo que llaman en este lugar, un ser algo quejumbroso, nada me parecía, nada disfrutaba, todo me enojaba y por cualquier cosa lloraba, pensando sólo en el paraíso que había dejado.
Pero hoy ese paraíso ya no me importa, porque hoy es la última noche que veo la luna a través de mi ventana, la última noche que veo los dibujos de mi pared y me veo al espejo y puedo retroceder, puedo ver lo que viví, pero ya no lo puedo vivir.
Veo a mi alrededor y no puedo creer cómo eso que llaman amor llegó, puedo recordar cada momento y amo mis caídas, amo la vez que me tropecé con el propio viento, amo la vez que se fue la luz y mis padres iluminaron la casa con luces que hoy no quiero ver; y es que la luz se aleja, esa luz del sol que tanto me cegaba, ahora sólo me quedan las velas que están junto a mi ataúd.
Como quisiera que todo fuera un sueño, pero hoy no me voy a quejar, pues es la última noche, aún puedo respirar el aire que todos me brindan, recordar los momentos que me regalaron, agradecer con una única sonrisa. La verdad nunca pensé irme, nunca pensé llegar, pero ahora no me dirijo hacía ningún lugar, porque el verdadero paraíso se formó por todo lo que viví.
Ahora volveré a no sentir, volveré a ser lo que quería ser, un alma sin vida. Empiezo a no recordar, es mi última noche en este lugar, han pasado apenas ocho años, me siento solo otra vez, y tú ¿cuándo me vas a acompañar?, no te preocupes, no me des una respuesta, yo tampoco sabía que hoy iba a ser la última noche…
La vida...
Recuerdo aún cuando me dijeron que te iba a perder, había salido de la escuela, mi hermano estaba enfermo, pero tú seguías en pie, eras lo único que me quedaba, mi único refugio, mi único consuelo, y no me soltaste, no me dejaste caer.
Ese día era un miércoles por la mañana, me había despertado y como siempre escuchaba música que te complaciera, pero esa música se apagó, llegó ella y me dijo: “nos tenemos que ir”, yo no lo podía creer, había pasado tanto tiempo contigo y ahora me tenía que marchar y dejarte atrás junto con todos mis recuerdos.
Al principio no me preocupaba, pensaba que no te iba a extrañar, que a veces habíamos discutido y el no estar contigo me hacía sentir bien, pero no fue así, pues cada día que pasaba me aferraba más a ti. Dormía más de lo debido para quedarme contigo, y tú me resguardabas de todos mis problemas, me hacías sentir bien, pero luego te fueron masacrando y entendí que me tenía que ir.
Tú estabas muriendo poco a poco, cada mañana era un golpe más, ellos masacraban tu cuerpo para reconstruirlo y al final no dejar nada de ti, y a pesar de eso seguiste en pie ante mí, hasta que ya no se pudo, hasta que me brindaste la última risa, la última lágrima.
Aún recuerdo y te agradezco todo, desde el momento en el que volví a nacer contigo, eras mi templo, mi luz, mi alma. En ti se guardarán todos esos recuerdos, los dibujos que pintamos sobre la pared, los amigos que compartimos, los amores que vivimos, aquellos tropezones, aquellas lágrimas que sufrimos, aquellas muertes, aquella vida.
Me enseñaste a vivir, guardaste mis secretos, ellos te destruyeron pero no dejaste que me tocaran, no dejaste que mataran mis anhelos, tú seguirás conmigo en mis pensamientos, el tiempo que pasé contigo es oro que nadie me puede robar, y aunque ya no existas te recordaré con una sonrisa, sólo porque tú me enseñaste a sonreír, porque me dejaste con quienes también me aman, porque la última noche, me dijiste:
GRACIAS POR ESTAR AQUÍ, ESTA ES LA ÚLTIMA NOCHE PARA MI, PERO TU VIDA SIGUE, NO ARRUINES MI NOCHE CON TU DOLOR, NO QUIERAS SER EL PROTAGONISTA DEL MUNDO, ESPERA TÚ NOCHE Y HAZME INMORTAL ASÍ COMO ALGUIEN MÁS TE HARÁ INMORTAL A TI DESPUÉS.
domingo, 31 de enero de 2010
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